Las maras en la Argentina
El problema de las maras en la República
Argentina
Por Fabio Espíndola y
Eduardo Barcat
Hace un
tiempo, el ICE norteamericano (U.S. Inmigration
and Customs Enforcement), lanzó el Operation Community Shield
“OCS” (Operación Escudo Comunal), destinado a la identificación de
cuadrillas violentas, sus operadores y cabecillas; como así también
aquellos movimientos y operaciones criminales de las mismas tendientes a
lograr su expulsión de los Estados Unidos.
Así se organizó como una “iniciativa de la aplicación de derecho
nacional que trae toda la aplicación de la ley de ICE, accionada para
llevar en la lucha contra las cuadrillas violentas de la calle. En
cobertura del OCS el ICE trabaja en:
- Identificación de cuadrillas violentas
y desarrollo de inteligencia en calidad de miembro, asociados y
organizaciones.
- Disuación, interrupción y desmonte de las operaciones de pandillas
destinadas al lavado de dinero, armas y otros activos derivados de
actividades criminales
- Búsqueda, procesamiento y retiro de miembros de pandillas de los
EEUU
- Asociación con otras agencias en la aplicación de la ley localmente,
a nivel estatal y a nivel federal, comprendiendo EEUU y el exterior,
como también querellantes federales para desarrollar “un efecto
multiplicador de la fuerza” en investigaciones y otras acciones de la
aplicación de ley contra cuadrillas.
- Lograr afirmar los esfuerzos para sentar una conciencia pública
sobre la lucha contra las cuadrillas violentas.
La planificación se conformó
respecto a que los miembros de las cuadrillas se encuentran ilegalmente
en EEUU, con una convicción criminal anterior ó están implicados en
crímenes con un nexo a la frontera, en particular atinentes al lavado de
dinero, contrabando de seres humanos y narcotráfico.
Primeramente fue destinado a la organización de origen salvadoreño “Mara
Salvatrucha” ó MS18, y luego se lanzó el
OCS ampliado a todas aquellas comunidades “que intenten rutinariamente
explotar ó enganchar a actividades criminales violentas”.
Esto incluye a todas las cuadrillas criminales de la calle que planteen
un riesgo a la seguridad pública y a una preocupación a la seguridad
nacional.
La
deportación de los mareros a sus países de origen
Se puso en movimiento una acción agresiva
de la aplicación de la ley con la meta para investigar, arrestar y
procesar a cualesquiera miembros, líderes y/o asociado violento de la
cuadrilla de la calle MS así como otras cuadrillas tales como
Sureños, 18va cuadrilla de la calle, Reyes Latinos, Vatos Locos, Mafia
Mexicana, cuadrilla de la Raza, Hermanos de la Frontera, Norteño,
Florencia 13, Boyz asiático, Posee jamaicano y otros que intenten
rutinariamente explotar ó enganchar actividades criminales violentas.
Las consecuencias no se
hicieron esperar. Fue detenida una enorme cantidad de pandilleros,
muchos de los cuales fueron deportados. Pero los funcionarios estiman que el problema ha
empeorado y afecta cada vez más a “buenos barrios, a los suburbios y al
medio Oeste, a la América profunda... están expandiendo su membresía,
sus esfuerzos de reclutamiento y sus actividades criminales”.
Sobre esto, especialistas en materia de seguridad como Alex Zunca
- un experto argentino en prevención criminal de la Policía de Maryland
-, señalaron las eventuales consecuencias de dicha política de Estado.
Zunca manifestó “Las deportaciones son inevitables, pero
representan una muy mala noticia para nuestros países. Por eso para mí
es tan importante la prevención.
El problema en Estados Unidos es cada día más grave, pero, poco a poco,
se ha ido extendiendo a Centroamérica y mucho me temo que
pueda llegar también a la Argentina...”4.
Agrega que “El problema es cuando
los deportados llegan a sus países de origen. Muchas veces las
autoridades locales ni siquiera saben que son pandilleros y aunque lo
supiesen, generalmente no tienen los medios como para contenerlos.
Es así, como los pandilleros deportados fueron importando la violencia
pandillera reinante en Estados Unidos a sus propios países, de manera
tal que hoy a pasado a ser una preocupación de todo el hemisferio.
Así, la problemática de las pandillas, en cuanto subculturas
unidas por ligamientos de conveniencia generalmente étnicos ó de interés
común ligadas a conductas criminales, son comunes en toda Iberoamérica.
Villas
miseria y delito
En la Argentina, sin perjuicio de la existencia de violentas
comunidades de naturaleza mundial como los “skin-heads” ó “bad boys”,
adquieren particular relevancia los denominados “villeros” ó “tumberos”,
que se iniciaron en las barriadas marginales llamadas “villas
miseria”.
Estas barriadas están transformadas en concentraciones
urbanas de escasos recursos económicos, nivel de vida marginal y
miserable, escaso progreso social y conductas diarias que bordean ó
ingresan llanamente en la criminalidad, las cuales afectan directamente
al cuerpo social.
Entiéndase que la denominación no afecta a los residentes de dichos
complejos urbanos en tanto ocupantes de los mismos, sino a la sub-cultura
generada a consecuencia de dicha manifestación social, como una
expresión específica más de las localmente denominadas “tribus urbanas”.
Aclaremos que éstas últimas se generan en los grandes ámbitos urbanos
integradas por jóvenes con códigos y estilos particulares, cuales fueran
estudiados por su particularidad como fenómeno social desde ópticas de
ciencias varias como la criminología, psicología social, sociología ó
antropología y generadas por causas plurales como el ocio, la deserción
escolar, el desempleo ó el rechazo del joven a los roles asignados por
la sociedad.
En general la falta de contención, la reprobación social, el vacío
comunicacional de la comunidad y la indolencia generalizada crean un
ambiente de frialdad sociocultural que congela cualquier acción
asociativa integrada al urbe.
Son comunes a nivel internacional, y de los cuales participa Argentina,
los “punks”, “hardcores”, “skin-heads”, “Bad boys”, entre otros,
comúnmente asociados a la violencia y al crimen.
Si bien la cultura “villera” no se encuentra organizada
institucionalmente al nivel de las pandillas ó “maras” de referencia
en párrafos anteriores, variables significativas como crimen
organizado, narcotráfico e incluso terrorismo, orientan su proyección a
lograr esa tendencia grupal orientada a conformarse como mano de obra
criminal de primera línea.
Esto se traduce con claridad en las manifestaciones culturales de
las mismas.
Ejemplo acabado resulta ser la denominada “cumbia villera”, entendida
como subgénero musical surgido como una “reacción ante la aceptación
alcanzada por la cumbia a secas en el gusto medio de la audiencia a lo
largo de los noventa, ya que vino a reflejar la aspereza de la vida en
los márgenes del conurbano bonaerense, no sólo en cuanto expresión
musical sino también como una modalidad de indumentaria que identificaba
a sus cultores: zapatillas de marca, pantalón de gimnasia, campera
deportiva y gorrita ad hoc”6.
La marcada tendencia apologética criminal se infiere en el contenido de
sus canciones. Señala Andrade en el artículo citado: “Las letras de ésta
subespecie cumbiera pusieron en circulación una serie de expresiones
provenientes de una jerga ó una geografía urbana determinadas que se
fueron entretejiendo con el habla popular: guachín (pibe ó chabón),
llantas (zapatillas) ó rescatarse (ponerse las pilas).
Esas mismas letras, apenas captaron la atención de los medios,
instalaron la polémica. Y las mentes bienpensantes de turno encendieron
la voz de alarma: Que era ésa música sino una apología del delito y del
consumo de drogas?.
Como consecuencia de eso a mediados de 2001 una cruzada del Comfer (NE:
Comité de Radiodifusión de Argentina) intentó, en vano, controlar su
difusión.
Simplificaciones al margen, lo cierto es que sus canciones lograron
trascendencia masiva al costo de manejarse con ciertos estereotipos que
de alguna manera reforzaron los estigmas que los habitantes de las
villas cargan sobre sus espaldas.
Por caso, el delincuente común glorificado como héroe suburbano:
“Hoy es un día especial/porque el Monito a la villa llegó/ dos años
guardado estuvo/ y al fin la yuta hoy lo largó “La canción del yuta”
-Yerba
Brava) (ob. Cit.)
Así, un precondicionamiento ilícito ó de alguna manera simpatizante con
la criminalidad, se determina como un caldo de cultivo espléndido para
que afloren estructuras organizadas de igual entidad que las pandillas
referidas en los párrafos precedentes, tal como viene ocurriendo más
acabadamente en las “favelas” de Brasil, cada vez más emparentadas con
el narcotráfico y delitos de igual resolución compleja (tráfico de armas
y personas).
El
tour villero, para visitar las villas miseria con los turistas que
visitan Argentina
En Argentina, ello no sólo perjudica al nacional,
sino también al extranjero ó turista que visita nuestro país con fines
de negocios ó recreación.
Por un lado se expone al natural incremento de la criminalidad a que
todos estamos expuestos, y por el otro también se generan dificultades
en el establecimiento de parámetros turísticos cualitativos.
Esto se pone de manifiesto en particular con la organización de visitas
guiadas a dichos ámbitos específicos, una suerte de “tour villero” que
bajo un arancel en moneda extranjera, se ofrecen visitas al interior de
dichos barrios bajos para pasar un día completo conviviendo con sus
naturales, con una tarifa que abarca incluso protección personal ante
eventuales asaltos por contemporáneos del lugar, dotándolos de una
suerte de inmunidad contra el delito.
Esta modalidad de servicios no sólo expone a la figura del turista a un
eventual peligro criminal sino que también desnaturaliza y deprecia la
actividad turística.
Con todo y ya en un contexto global, preferentemente en contrario a
la política norteamericana descripta más arriba que - en principio -
sólo desplazaría la problemática a territorios ajenos al propio,
corresponde al Estado como competencia exclusiva, la necesidad de
prevenir tales conductas asociativas de criminalidad con claras pautas
sociales de salud, educación y trabajo, como variables
significativas para consolidar un estado social de bien común necesario
a todos los integrantes de la comunidad, ello sin perjuicio del debido
ejercicio de la política criminal y la persecución de delitos.
Así conforme se señaló oportunamente con motivo de analizar medidas de
política criminal contemporáneas a la opinión a transcribir se
determinó: ”sólo instaurando un sistema coordinado con objetivos a
corto, mediano y largo plazo, logrará reducir notablemente el índice
delictual".
Y para ello entendemos imprescindible la instauración de los
siguientes tópicos:
- Instalación de políticas de salud
pública. Sólo con alimentación adecuada, contención sanitaria y
asistencia médica pública se sientan las bases de una familia sana.
- Panoramas claros y continuos de inserción laboral. Sin perder de
vista el porcentaje normal de las personas que se dedican al crimen,
en la actualidad la falta de objetivos claros, la desocupación e
inseguridad jurídica, obligan a los jóvenes a no tener expectativas de
futuro y a transitar por la droga y la delincuencia.
- Educación. Resulta fundamental la formación cultural y formativa en
valores y conceptos claros, como sustento necesario para educar a los
jóvenes en la cultura del trabajo y las buenas costumbres.
- Profesionalización y capacitación continua de los agentes policiales
y de seguridad. Selección de aquellos dotados de capacidad y
preparación adecuada a cada área de la Policía, asignación de destinos
de Jefatura Policial renovables anualmente, sobre la base del
currículum vitae y con participación de los vecinos de cada localidad,
incorporación de personal civil destinado a tareas administrativas,
homologación del armamento particular del efectivo, etc.
- Planificación de campañas informativas. Deben participar de éstas
sectores de gobierno en conjunto con la Policía y deben estar
destinadas a escuelas y centros de enseñanza de todo nivel informando
sobre las enfermedades de naturaleza social como ser la drogadicción y
el alcoholismo entre otras.
- Actuación conjunta con los organismos no gubernamentales y entidades
intermedias. Estos son los destinatarios del servicio de seguridad
pública y quienes dotan información constante a los operadores del
sistema.
- Implementación de infraestructura concordante y balanceada entre los
diversos operadores del sistema. El trabajo correcto y provechoso de
la Policía necesita una estructura judicial y penitenciaria acorde
(creación de más fiscalías y juzgados en la provincia de Buenos Aires,
construcción de dependencias penitenciarias para evitar fugas y
motines en comisarías, etc.)
- En su aspecto turístico específico, se impone la conveniencia de
brindar asesoramiento y orientación a turistas extranjeros sobre
seguridad integral y prevención, de mano de un profesional de la
seguridad (agente Policial, ó de fuerzas de seguridad, y/o foros de
seguridad) autóctono a su zona nacional, provincial ó municipal de
influencia, que interaccione debidamente al visitante con el aparato
público destinado a brindar las debidas respuestas efectivas ante las
necesidades que presente el usuario.
Como corolario, se requiere de un
abordaje global a todas las áreas del sistema, evitando hacerlo
sobre aspectos parciales, ya que la utilización de “parches” sólo
produciría una mejora a corto plazo en algún sector y el desmejoramiento
integral del resto de las áreas en particular y del sistema en general".
Fabio Espíndola y
Eduardo Barcat son expertos argentinos en seguridad. Gracias!
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